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¿Qué materiales vuelven saludable un edificio?

12 October 2022

Hay cada vez más conciencia sobre la importancia de vivir en ambientes saludables. A la vez aumenta la búsqueda de materiales de revestimiento que no contengan ni liberen contaminantes, garantizando una amplia gama de soluciones estéticas.

¿Las casas y los edificios en los que vivimos afectan nuestra salud? La respuesta es sí, y conocer esta importante conexión es algo cada vez más extendido. Los ambientes en los que pasamos la mayor parte del día interactúan con nosotros a través del aire, la luz y los elementos presentes en las superficies. Este hecho contrasta a menudo con el sentido común, que ha desarrollado una especial sensibilidad hacia las cuestiones relacionadas con la contaminación ambiental y atmosférica, pero tiende a percibir una mayor seguridad en entornos cerrados. La salud en los espacios interiores es una cuestión cada vez más importante para el bienestar y viene determinada en gran medida por los materiales de construcción y los elementos de mobiliario. Gracias a las ventajas que ofrece, el gres porcelánico contribuye a la salud interior: un ejemplo de ello es la ausencia de porosidad, que evita la aparición y la proliferación de bacterias, ácaros, hongos y moho.

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¿Por qué un edificio se «enferma·y hace enfermarse?

Un edificio puede favorecer los brotes de enfermedades, especialmente cuando la estructura está «enferma». Desde los años ’70 se conoce el «síndrome del edificio enfermo» (SBS, sick building syndrome). Un amplio abanico de síntomas está relacionado con la permanencia en ambientes cerrados, con escaso o nulo intercambio de aire, lo que además amplifica la posible nocividad de las sustancias presentes en su interior. Este es el caso de las escuelas, los hospitales, las residencias de ancianos y los domicilios particulares, donde la elección de materiales de baja calidad genera un efecto negativo que afecta a la salud.

¿Cuál es el punto de partida para que un edificio sea saludable?

Un excelente punto de partida es la elección de materiales de calidad, con características intrínsecas de salubridad y capaces de ayudar incluso a la eliminación de sustancias nocivas del exterior. El gres porcelánico y los revestimientos de pasta blanca responden exactamente a esta exigencia, gracias a las características específicas de su estructura química, estable e inerte, y al particular proceso de producción, ofreciendo a quienes los eligen las máximas garantías de salubridad, higiene y bienestar ambiental.

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¿Cuáles son los enemigos de la salud en los ambientes cerrados?

Los espacios cerrados pueden albergar inquilinos no deseados, como contaminantes químicos, físicos y biológicos. Los contaminantes químicos (por ejemplo los COV, compuestos orgánicos volátiles) provienen tanto de productos de consumo cotidiano (desodorantes, detergentes, disolventes) como del mobiliario y los materiales de construcción utilizados en el edificio. El formaldehído pertenece a esta categoría de contaminantes y es uno de los más extendidos, a menudo relacionado con el uso de pinturas y resinas, al igual que el benceno, que tiende a ser absorbido por las alfombras o el papel pintado, o el plomo, utilizado con mucha frecuencia durante décadas y regulado sólo recientemente. Además, existe el radón, un gas que es inerte y natural, pero que puede acumularse en las rocas y arcillas y acabar en los materiales de construcción. Por último, los contaminantes biológicos, como las bacterias, los gérmenes, los hongos y los ácaros, proliferan en condiciones de especial humedad o poca higiene y suelen ser responsables de enfermedades respiratorias, asma o alergias.

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¿Cómo defenderse de los agentes patógenos en los espacios interiores?

Lo más seguro es diseñar el interior con materiales que ofrezcan garantías de salubridad. La cerámica es un material inerte con una estructura estable, obtenida gracias a las altísimas temperaturas que alcanza durante su proceso de producción, por lo que no contiene ni emite contaminantes químicos (COV) y no libera radón, ni durante la fase de colocación ni durante su uso. En concreto, las cerámicas Atlas Concorde no utilizan tintes que contengan plomo ni liberan cadmio, otro metal nocivo, por lo que son completamente atóxicas. Por último, sus superficies y revestimientos son extremadamente fáciles de limpiar para evitar la proliferación de moho y permitir una higiene continua y eficaz.

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La cerámica: un aliado de la salud

Elegir baldosas y superficies de cerámica es, por tanto, una ayuda válida para la salud y el medio ambiente, y es una garantía para quienes van a vivir ese espacio cada día. Resistente al tiempo, a los agentes atmosféricos y al fuego, verdadero escudo contra las sustancias nocivas, la cerámica permite construir ambientes más saludables, con la ventaja añadida de las múltiples soluciones estéticas que permite.Plantas de interior como la palma Areca, la Sansevieria y el Helecho de Boston, los aliados más eficaces para la absorción de COV, aportarán un toque verde para recordarnos el vínculo indisoluble entre salud, medio ambiente y seguridad.

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